martes, 17 de abril de 2007

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La sociedad del conocimiento
Cuando decimos sociedad del conocimiento nos estamos refiriendo a un sistema social humano artificial emergente que funciona fundamentalmente en base al conocimiento y la información y convierte a todos sus mecanismos en estructuras creenciales y estructuras cognitivas. Por eso en esta sociedad tratamos el conocimiento, las formas de organización y las instituciones sociales interactuando para configurar el aprendizaje y las competencias innovadoras de las organizaciones y/o empresas, centrándose en los sistemas de educación y formación, y los tipos de mercados de trabajo por ser las instituciones societales clave en la configuración de la organización del trabajo y de la base del conocimiento de la organización. Así, el conocimiento, difícil de crear y transmitir si no hay interacción social y movilidad laboral, constituye la fuente principal de aprendizaje y de una mayor ventaja competitiva sostenible en la economía del conocimiento. Las instituciones que son capaces de aprovechar el conocimiento como fuente de aprendizaje tienen más posibilidades de producir sólidas competencias, por ejemplo, para la innovación.

Pero la categorización de las sociedades modernas industrializadas como sociedades del conocimiento y también sociedades del riesgo tiene una limitación y es la categoría que se utiliza para especificarla. Para tales categorizaciones debieran analizarse las relaciones entre los términos conocimiento, información, datos, inseguridad, ignorancia y riesgo, y explicar en qué sentido una sociedad se puede caracterizar por cada uno de ellos.

Sin embargo, en estas sociedades lo más importante es la gestión de los conocimientos y ésta se presenta actualmente como un síntoma de las crisis de los aprendizajes colectivos: desde hace varios decenios la gestión de los conocimientos ha adoptado en las organizaciones la forma de agentes consagrados (expertos de la oficina de estudios, de los laboratorios de investigación, de la administración ...), pero el surgimiento de una preocupación por la innovación intensiva provoca precisamente la crisis de esos agentes encargados de la concepción. Induce a plantearse no ya la “transferencia” de conocimientos sino la gestión de los aprendizajes procedentes de diversos orígenes esenciales para la producción colectiva de conocimientos. Esta gestión supone, de hecho, nuevas formas de organización llamadas “organizaciones orientadas a la concepción” que, al propiciar los ciclos de aprendizajes colectivos, permiten la regeneración simultánea de los objetos, los conocimientos y las profesiones.

Al hablar de la sociedad del conocimiento es necesario establecer un puente entre un corpus de investigación sobre las sociedades "basadas en el conocimiento", y otro sobre la revolución de las tecnologías de la información y la comunicación, poniendo de relieve las diferencias entre información y conocimiento. Tradicionalmente, la economía ha ignorado de manera explícita estas diferencias con el fin de centrarse sólo en las cualidades de la información como bien económico. Este enfoque adolece de diversos defectos, entre los cuales: a) reduce la adquisición de conocimientos, es decir, del aprendizaje, a la recepción de información, b) ignora el análisis de las tecnologías para representar el conocimiento, y c) es incapaz de reflexionar sobre el papel de las redes sociales en el intercambio de conocimientos. Abordar estos temas requerirá nuevas teorías de la estructura industrial basadas en el intercambio sostenido de conocimientos y en nuevos enfoques de la investigación. Las nuevas tecnologías de la comunicación, especialmente Internet, suscitan preguntas concretas sobre la fijación de precios como mecanismo de incentivo para regir el acceso a los recursos de información. Sobre estas nuevas posibilidades requerimos un nuevo programa de investigación orientado por las políticas para centrarse en los problemas de acceso, estandarización e inversión en capital humano e infraestructuras de redes sociales y físicas. Este nuevo programa de investigación reemplaza en gran parte un programa tradicional cuyas principales preocupaciones consistían en fijar precios y en el dominio empresarial de las redes monopólicas de telecomunicación y de la producción de información y conocimiento.

El cambio hacia la sociedad del conocimiento queda patente en multitud de elementos que nos rodean. Pensemos por ejemplo, en la lata de Coca-cola. No hace demasiado tiempo, los envases eran de vidrio pesado, difícilmente almacenables y apilables. Sin cambiar el contenido, hemos pasado a envases mucho más ligeros, las latas, reciclables y además fácilmente apilables, lo que se traduce en importantes ahorros de espacio para almacenamiento. Otro ejemplo claro son los ordenadores. Hace apenas una década, los ordenadores eran unos ingenios de considerable tamaño y escasa capacidad si los comparamos con los actuales. Hoy es posible encontrar ordenadores portátiles con un peso ínfimo y con las mismas prestaciones que un ordenador de sobremesa, en términos de capacidad y velocidad. Finalmente, los alimentos también han cambiado radicalmente.
Los avances realizados en el ámbito científico, permiten la existencia de variedades más resistentes, siendo incluso posible cultivar sin tierra. Es decir, ya no es tan importante el recurso humano o el capital, sino el conocimiento. En el ámbito de la empresa, todo este nuevo contexto se traduce en nuevos retos para la contabilidad. En primer lugar, puesto que la gran mayoría de estos nuevos activos que crean valor no están reflejados en los Estados financieros y, en segundo lugar, puesto que como consecuencia de lo primero, los estados financieros están perdiendo utilidad como reflejo del potencial de beneficios futuros de la empresa.
Tomado de Contabilidad del Conocimiento, Aproximaciones teóricas y metodológicas.
CPC. JESÚS FILIMON CAPCHA CARBAJAL MAT. NO. 520 HCCPJ
- Contador Público colegiado en la Universidad Nacional del Centro del Perú.